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La próxima perla alavesa

La jugadora de San Viator Montse Gutiérrez , que ha entrenado con el Lacturale Araski, sueña con llegar en el futuro a Liga Femenina

Tiene 16 años y estudia cuarto de la ESO pero ya se ha codeado con algunas de las mejores jugadoras de la ciudad, entre las que espera estar dentro de unos años. La jugadora de San Viator Montse Gutiérrez es una de las vitorianas más prometedoras del panorama regional. Es una fija en las convocatorias con la selección de Euskadi desde minibasket y también ha sido llamada en dos ocasiones por la selección española de baloncesto en categorías inferiores.

Además, la alavesa está experimentando esta temporada una de las experiencias más enriquecedoras de su temprana trayectoria. Y es que los lunes, siempre que las demás obligaciones se lo permiten, va a entrenar con el equipo de Liga Femenina del Araski. Un privilegio que a la tímida Montse le costaba asimilar al principio: “Made me decía que me tranquilizara, que a veces me ponía demasiado nerviosa”. Pero la entrenadora no era la única que fijaba la atención en ella. “Las jugadoras se esforzaban mucho para que me integrara y me daban consejos para mejorar”, recuerda entre risas Gutiérrez. Desde el Araski manifiestan su deseo de que siga ligada al club el año que viene, pero el futuro de la jugadora aún no está nada claro. Algo normal cuando se tienen 16 años.

Mientras, la gasteiztarra continúa formándose en las filas del San Viator, donde han conseguido un año más la permanencia en Liga Vasca, categoría junior. Y es que por altura y cualidades, Gutiérrez no desentona jugando con chicas de uno o dos años mayores que ella, dado que aún es cadete. Es más, esto la hace más feliz si cabe, por el hecho de poder jugar junto a su hermana, Sonia Gutiérrez.

De hecho, el baloncesto siempre ha estado muy presente en la familia Gutiérrez. Su padre, Alberto, Vicepresidente en el Club Deportivo San Viator, siempre ha puesto mucho empeño en que sus dos hijas disfrutarán tanto del deporte de la canasta como lo hace él. Primero fue Sonia y luego llegó el turno de Montse, que reconoce que se “picó” por el baloncesto de tanto ver a su padre y a su hermana. “Mi familia está siendo muy importante en todo esto, sobre todo ellos dos. Si no fuera por su apoyo yo no estaría jugando”, se sincera.

Para ella cualquier cosa que ponga un balón y una canasta de por medio ya requiere una atención y dedicación adicionales, pero ser convocada en dos ocasiones por la selección española siempre es “algo especial”. A pesar de ello, recuerda la experiencia con total normalidad: “El seleccionador solo me decía que hiciera lo que ya sabía, que mo intentara nada nuevo.” Tampoco le asustaba juntarse con chicas con las que no había jugado nunca, y rememora con especial cariño lo bien que se llevaban todas. “Es algo que no olvidas”, añade Gutiérrez.

La selección de Euskadi, en cambio, es harina de otro costal. La vitoria ya se mueve como pez en el agua en estas convocatorias. En la última de ellas, el Campeonato de España celebrado el pasado enero, las vascas dieron la sorpresa consiguiendo la medalla de plata: “Ninguna pensábamos que íbamos a quedar tan bien. De hecho, creo que incluso pudimos haber ganado la final si hubiéramos jugado mejor”. También le da importancia a haberlo conseguido con la selección de Euskadi, poco dada a realizar un buen papel en dichos campeonatos. “También ganamos la plata hace dos años”, apunta orgullosa.

Todavía le quedan dos años más para cumplir la mayoría de edad y centrarse en su nueva etapa educativa, que probablemente le lleve a la universidad, aunque aún no sabe qué estudiará. Su futuro en el deporte de la canasta tampoco lo tiene nada claro, pero Gutiérrez ya ha dado el primer paso, quizá el más importante de todos; marcarse un objetivo: “Me gustaría jugar en un equipo de Liga Femenina, pero todavía queda mucho y no sé lo que va a pasar”.

Montse Gutiérrez

Foto: Ander Mateos

Foto: Ander Mateos.

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