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El liderazgo de Urieta

La entrenadora Madelén Urieta narra cómo ha vivido el último año al frente del primer equipo

Si algo está claro en la identidad del Araski, es que el club no es el prototipo típico de entidad deportiva, y Madelén Urieta es el perfecto reflejo de ello. La alavesa nacida en Amurrio compagina la dirección del equipo de Liga Femenina con el de directora deportiva, lo que le supone un trabajo extra de seguimiento y negociaciones, no solo en verano. Además, ostenta también la vicepresidencia del club. Un no parar.

Pero el trabajo en este caso está bien recompensado. Urieta está recogiendo los frutos de su labor a pasos agigantados. Además de llevar al Araski a lo más alto desde su fundación, fue nombrada el año pasado como mejor entrenadora de la temporada 2015-2016. A su vez, en verano pasó a formar parte del cuerpo técnico que alcanzó la medalla de plata en el europeo sub-20 femenino. No obstante, no tiene ninguna duda en decidir cuál de los logros ha sido más importante para ella: “A nivel personal me quedo con el ascenso, porque involucra a gente que forma parte de mi día a día. La selección solo era un premio para mí, pero del ascenso disfrutamos todos”. Todos estos éxitos no han atropellado a la de Amurrio, que sigue basándose en la misma filosofía: “ser hoy mejor que ayer, pero peor que mañana”.

Como la mayoría de grandes historias, todo empezó con un amor: el del baloncesto. “Empecé a jugar con 13 años, pero siempre he tenido una faceta de liderazgo muy desarrollada y eso me hizo querer entrenar desde los 16. Quería estar vinculada al máximo con este deporte”, comenta una melancólica Urieta.

La entrenadora de moda forma parte del Araski desde su fundación, y lleva a cargo del primer equipo desde entonces. Pero no encuentra grandes diferencias respecto a llevar un vestuario de Primera Nacional con uno de Liga Femenina: “En Primera Nacional tienes menos recursos y tus jugadoras no son profesionales. En Liga Femenina 2 ya tienes a parte de la plantilla profesionalizada, y este año es un poco parecido en ese sentido”. A las dificultades que entraña en este aspecto el baloncesto femenino hay que sumarle, en el caso del club alavés, su propia filosofía, la de emplear lo máximo posible a jugadoras vitorianas. Sin embargo, debido a las exigencias competitivas la contratación de jugadoras extranjeras y profesionales era algo inevitable. “Ahora ya puedo entrenar por las mañanas, con seis jugadoras. Pero tienes otras cinco que tienen que estudiar o trabajar, así que hay que gestionar las dos partes”, apunta.

A la hora de tratar individualmente con jugadoras amateur o con profesionales tampoco encuentra demasiadas diferencias, aunque no descuida este aspecto: “Tienes que ser más comprensible con las jugadoras que vienen, prácticamente eres su única familia. Yo creo que el rendimiento deportivo va de la mano con la felicidad de la jugadora, así que procuramos implicarnos en ambas cosas”.

Más allá de las relaciones personales, la también directora deportiva del club tiene que lidiar con el complicado mercado de jugadoras. Madelén Urieta se encarga de las altas y bajas de la plantilla, lo que conlleva intensas negociaciones y rastreos de jugadoras. A todo esto hay que añadir el limitado presupuesto que posee el Araski respecto a otros clubes. “No tenemos la solvencia económica necesaria como para poder equivocarnos con un fichaje, o para poder traer a jugadoras de mucho dinero”, recuerda Urieta sobre el verano pasado. Un verano en el que “no se podían hacer demasiados experimentos”. Aun así, reconoce que se arriesgaron con los fichajes de Irati Etxarri, que solo había jugado en Primera Nacional, y de Roundtree, Liñeira y Silva, extranjeras muy importantes en Liga Femenina 2 pero con poco bagaje en la máxima categoría. “En ese sentido sí hicimos experimentos, pero parece que han salido bien”, enuncia sin poder disimular la sonrisa.

Y es que las verdes se han asegurado la permanencia en Liga Femenina e incluso lucharán por un puesto en la postemporada, además de haber disputado la Copa de la Reina, en la que alcanzaron las semifinales. Da igual que expectativas haya en torno a la escuadra alavesa, siempre las supera. Urieta cree que esto se debe a dos razones: “Primero porque siempre somos un equipo muy competitivo, y segundo porque nunca nos marcamos un objetivo concreto. Trabajamos día a día e intentamos ser hoy mejores que ayer”.

Precisamente, la Copa de la Reina supuso una nueva experiencia tanto para el club como para su entrenadora, tanto a nivel logístico como a nivel deportivo. “Aprendí como otros entrenadores gestionan y solucionan las situaciones de partido. Sirvió para ver cómo nuestras jugadoras se unen y se superan para afrontar los obstáculos. Son lecciones de vida, nunca dejamos de aprender”, recuerda la joven preparadora.

Las dificultades que sufre el baloncesto femenino profesional no atañen exclusivamente a las jugadoras. La cifra de entrenadoras en la élite del baloncesto también es muy reducida, con solo dos de ellas en Liga Femenina. “Es cierto que a nivel estadístico hay mucha diferencia. Hay mujeres que no se creen que pueden estar en la élite porque no se les dan oportunidades”, razona la entrenadora. Sin embargo, ella aboga por no dar importancia al género, sino “a que la persona que esté detrás del cargo sea profesional”.

Ser entrenadora es un 'rara avis'

Foto: Federación Española de Baloncesto

Foto: Ander Mateos

Foto: Ander Mateos

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